miércoles, 9 de abril de 2025

Casos Clínicos: Mujer de 32 años con niveles hidroaéreos pulmonares



El Dr. Sayed Eman Akaberi envió esta imagen con el siguiente texto,para ser discutido en un foro:

Mujer de 32 años que presenta tos intensa con expectoración (300 cc) en 2 horas. Color blanco verdoso, náuseas y vómitos de todo tipo, incluso agua. Comenzó hace 3 días. ¿Algún diagnóstico?



 


Dr. Sayed Eman Akaberi





Opinión: Lo que primero se destaca en la radiografia son dos niveles hidroaéreos de gran tamaño, proyectados en el campo medio del pulmón derecho, el más lateral de los cuales, se continúa con una línea de velamiento  plerural ascendente,  y descendente hasta la altura del diafragma, lo que es signo de que existe contacto pleural de la imagen más periférica, y que la elevación del hemidiafragma derecho que se observa, podríatratarse de un derrame subpulmonar, el cual suele copiar la forma normal de cúpuladiafragmática.Igualmente hubiese sido importante obtener una radiografía en incidencia lateral para ubicar las imágenes en el diámetro anteroposterior, y determinar si existe derrame pleural. Una radiografía tangencial en decúbito lateral derecho también serviría para tal fin. Obviamente el primer diagnóstico a  considerar es abscesos pulmonares. Si bien la historia es demasiado escueta y no habla de cuadro infeccioso acompañante, fiebre, deterioro del estado general, situación hemodinámica, toxicidad general etcétera, así como tampoco sabemos antecedentes de  la paciente como alcoholismo, drogadicción, su estado HIV, antecedentes de condición socio económica, lugar dónde vive, como por ejemplo, si existe epidemiología para hidatidosis, el estado de la boca y sobre todo de la dentadura etcétera, digamos que los abscesos pulmonares generalmente son secundarios a broncoaspiración y son polibacterianos con  presencia prevalente de anaerobios de la cavidad oral, aunque a veces pueden complicar a infecciones monomicrobianas agudas con bacterias piógenas (p. ej., Staphylococcus aureus , Klebsiella pneumoniae y Pseudomonas aeruginosa ). Los abscesos pulmonares también pueden resultar de una infección secundaria de cavidades pulmonares preexistentes, obstrucción bronquial, embolización séptica por vía hemática o extensión directa de infecciones locales como el empiema. La clínica de esta paciente fue una vómica, es decir la expulsión de un gran volumen de expectoración por la vía respiratoria que a veces se confunde con un vómito. Si bien se habla de un color verdoso, también se menciona “agua”. El aspecto acuoso de una vómica, seguida de imágenes de niveles hidroaéreos en la radiografía personalmente lo he visto en las llamadas  vómicas hidatídicas, por ruptura del quiste hidatídico. En esos casos el paciente refiere un gusto salado en la expectoración. Aclaro que vivo en una zona de muy alta prevalencia de hidatidosis.

Creo que es fundamental realizar una historia clínica más completa, proceder a realizar una tomografía computada de tórax que va a dar mucha mayor información, y además permite distinguir entre una lesión parenquimatosa y una acumulación pleural de líquido, determinar si el absceso se debe a un quiste o bulla infectados, una lesión congénita subyacente (p. ej., secuestro infectado), una obstrucción de la vía aérea (p. ej., tumor, cuerpo extraño inhalado) o una infección subdiafragmática o pleural. Además de permitir la toma de decisiones sobre la resección o no. Podría estar indicada una broncoscopia flexible sobre todo para rescate microbiológico, así como para descartar obstrucción bronquial, cuerpos extraños etcétera. Obviamente el material extraido por broncoscopía debe enviarse para cultivo no solo bacteriano sino de otros agentes como Nocardia, Actinomyces , hongos, Pneumocystis , micobacterias y análisis de antígenos para galactomanano, y también a anatomía patológica. En elcaso de que la imagen sea periférica (como parece ser este caso), una aspiración o biopsia transtorácica con aguja bajo guía ecográfica, fluoroscópica o por TC puede estar indicada para la toma de muestras microbiológicas en pacientes excepcionales que no mejoran con la terapia antibiótica empírica y en quienes los cultivos de esputo y la broncoscopia no son reveladores. Obviamente si se determina que hay derrame pleural (eco pleura,o en la TC), hay que llevar a cabo una toracocentesis y realizar análisis microbiológicos para descartar empiema (aspecto del líquido, recuento celular y fórmula leucocitaria, bioquímica incluyendo LDH y glucosa, pH).

En cuanto a los diagnósticos diferenciales, una historia clínica completa y un examen físico exhaustivo, puede orientar a por ejemplo GRANULOMATOSIS CON POLIANGEÍTIS, CÁNCER DE PULMÓN ABSCEDADO, enfermedades  como GRANULOMATOSIS NO INFECCIOSAS (AR, SARCOIDOSIS, SILICOSIS HISTIOCITOSIS CAVITADAS), TUBERCULOSIS,QUISTE HIDATÍDICO COMPLICADO etcétera.

En cuanto al tratamiento, una vez obtenidas todas las muestras posibles, comenzar inmediatamente con antibióticos. Una opción empírica inicial razonable podría ser  ampicilina-sulbactam 3 g por vía intravenosa [IV] cada seis horas) o un carbapenémico (p. ej., imipenem , meropenem ). Obviamente en el curso de la evolución se pueden tomar otro tipo de medidas como intervenciones broncoscópicas, transtoráccicas, toracoscópicas o cirugía abierta según el caso.

 

 

martes, 8 de abril de 2025

Mujer de 72 años con alteración del estado mental y acidemia.

Presentación del caso

Una mujer de 72 años fue evaluada en este hospital debido a un estado mental alterado.

Cinco años antes del ingreso actual, la paciente se sometió a una resección transuretral de un carcinoma papilar de células transicionales de vejiga de 4 cm (grado 3 de 3) que había invadido la muscular propia. Recibió radioterapia local, así como quimioterapia con fluorouracilo y mitomicina C. El análisis citológico de orina realizado tres meses antes del ingreso actual mostró hallazgos indicativos de cáncer urotelial.

Dos semanas antes del ingreso actual, la paciente presentó hematuria con coágulos, acompañada de disuria y dolor en el flanco. Recibió un tratamiento con ciprofloxacino oral.

Cuatro días antes del ingreso actual, la cistoscopia reveló evidencia de cistitis rádica leve, coágulos sanguíneos y un nuevo tumor de 1,5 cm en la pared vesical lateral izquierda. Los resultados del análisis de una muestra de orina obtenida por cateterismo se muestran en la Tabla 1 ; el examen citológico reveló carcinoma urotelial de alto grado. Se programó una fulguración vesical.

 


Tabla 1. Datos de laboratorio.

 

Al segundo día de la cistoscopia (dos días antes del ingreso actual), la paciente notó un aumento de peso involuntario de 2,5 kg durante los dos días anteriores. Al tercer día, su cardiólogo le recomendó añadir una segunda dosis diaria de torasemida y espironolactona a su régimen actual. Los resultados de los análisis de sangre obtenidos por un auxiliar de salud a domicilio se muestran en la Tabla 1 .

Esa noche, la paciente se encontraba agitada y durmió sin su dispositivo habitual de presión positiva binivel en las vías respiratorias. A la mañana siguiente, su hija llamó a urgencias al notar que la paciente presentaba somnolencia persistente y alteración del estado mental. La paciente fue trasladada a urgencias de este hospital.

Se obtuvieron antecedentes adicionales de la hija de la paciente. La paciente había estado desorientada durante los últimos días y había tenido 2 semanas de hematuria, escalofríos, fatiga, letargo, disnea progresiva y edema en ambas piernas. También había tenido un aumento de peso involuntario. Durante las 6 semanas anteriores, la paciente había registrado niveles de glucosa en sangre por punción digital superiores a 230 mg por decilitro (12,8 mmol por litro; rango de referencia, 70 a 100 mg por decilitro [3,9 a 5,6 mmol por litro]), que se habían atribuido al aumento de la ingesta de carbohidratos. Una revisión de sistemas había sido notable por caídas mecánicas, dolor en el hombro derecho, estreñimiento y hemorroides. No había presentado fiebre, anorexia, contactos enfermos conocidos u otros síntomas neurológicos. Había recibido dos vacunas contra el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) en los 9 meses anteriores.

Aproximadamente 7 meses antes de su ingreso actual, la paciente había ingresado en este hospital por somnolencia; se le había diagnosticado hipercapnia. Había recibido presión positiva binivel en la vía aérea, antibióticos y tratamiento diurético. Sus síntomas se habían atribuido al consumo excesivo de benzodiazepinas.

Los antecedentes médicos del paciente incluían asma y bronquitis recurrente, enfermedad pulmonar restrictiva, apnea obstructiva del sueño, hipertensión pulmonar precapilar y poscapilar con disfunción ventricular derecha, insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada, enfermedad de la arteria coronaria, bloqueo de rama derecha, enfermedad renal crónica en estadio 3a (nivel basal de creatinina, 1,3 mg por decilitro [115 mmol por litro]; rango de referencia, 0,6 a 1,5 mg por decilitro [53 a 133 mmol por litro]), hiperlipidemia, hipertensión, diabetes mellitus tipo 2, gota, enfermedad por reflujo gastroesofágico, apendicectomía, anemia por deficiencia de hierro, osteoartritis que resultó en reemplazo total de cadera derecha y artroscopia de rodilla, osteoporosis con compresión lumbar y fractura de cadera previa, fibromialgia, depresión y ansiedad.

Los medicamentos que recibía incluían aspirina oral, armodafinilo, alopurinol, colchicina, dapagliflozina, metformina, melatonina, metoprolol, montelukast, sulfato de morfina de liberación prolongada, pantoprazol, pravastatina, sertralina, espironolactona, torsemida y lorazepam y sulfato de morfina de liberación inmediata a demanda. El paciente también recibió fluticasona-salmeterol y mometasona inhalados, oxígeno suplementario a demanda y nebulizadores de albuterol e ipratropio a demanda. La cefuroxima, el celecoxib y la oxicodona le habían causado urticaria.

La paciente era una trabajadora de fábrica jubilada que vivía con su esposo e hija en la zona de Boston. Bebía vino en raras ocasiones y no consumía tabaco ni otras sustancias. Entre sus antecedentes familiares destacaban cáncer de mama y de estómago en su madre.

En el examen, la paciente parecía frágil y somnolienta y tenía dificultad respiratoria leve. La temperatura temporal era de 36.3 °C, la frecuencia cardíaca de 73 latidos por minuto, la presión arterial de 102/54 mm Hg, la frecuencia respiratoria de 25 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 96% mientras recibía oxígeno suplementario a través de una cánula nasal a una velocidad de 4 litros por minuto. El peso era de 76.0 kg (en comparación con los 72.3 kg medidos 3 semanas antes); la altura era de 152 cm y el índice de masa corporal era de 32.9. Durante la entrevista, requirió redirección frecuente, ofreció respuestas breves y siguió órdenes simples. La fuerza en los brazos y las piernas era simétrica. Los ruidos pulmonares estaban disminuidos en los campos pulmonares anteriores, con disminución de los esfuerzos respiratorios y crepitaciones bibasales. En la auscultación, se observó un soplo sistólico de grado 2/6 en la base. Se observó dolor abdominal leve y difuso, y edema de grado 2+ en ambas piernas, con pulsos ligeramente disminuidos y simétricos. El resto de la exploración fue normal.

Los niveles sanguíneos de aspartato aminotransferasa, alanina aminotransferasa, bilirrubina, fosfatasa alcalina y calcio fueron normales, al igual que el tiempo de protrombina y el índice internacional normalizado (IRN); otros resultados de laboratorio se muestran en la Tabla 1. Se obtuvieron muestras de sangre y orina para cultivo. La prueba de ARN del SARS-CoV-2 fue negativa. El electrocardiograma mostró arritmia sinusal y bloqueo de rama derecha conocido.

Una radiografía de tórax ( Figura 1A ) mostró volúmenes pulmonares bajos, opacidades intersticiales leves compatibles con edema pulmonar y pequeños derrames pleurales bilaterales con atelectasia adyacente.

 


Figura 1. Estudios de imagen iniciales.

Una radiografía de tórax (Panel A) muestra volúmenes pulmonares bajos, indistinción vascular y opacidades intersticiales que sugieren edema pulmonar y pequeños derrames bilaterales con atelectasia bibasilar asociada; también se observa una burbuja gástrica prominente. Las radiografías abdominal y pélvica (Paneles B y C, respectivamente) muestran asas intestinales no dilatadas, una fractura parcialmente curada de la rama púbica derecha (Panel C) y evidencia de una artroplastia total de cadera izquierda previa.

 

La paciente recibió vancomicina, ceftriaxona y metronidazol por vía intravenosa. Se inició presión positiva binivel en la vía aérea. Se administraron norepinefrina y bumetanida por vía intravenosa.

Cuatro horas después de su llegada a urgencias, la paciente ingresó en la unidad de cuidados intensivos (UCI). La temperatura corporal era de 36,7 °C, la frecuencia cardíaca de 69 latidos por minuto, la presión arterial de 91/55 mmHg mientras recibía noradrenalina intravenosa, la frecuencia respiratoria de 20 respiraciones por minuto y la saturación de oxígeno del 93 % mientras recibía presión positiva binivel en la vía aérea (presión inspiratoria: 12 cm de agua; presión positiva al final de la espiración: 5 cm de agua; fracción inspirada de oxígeno: 0,40).

Los niveles sanguíneos de acetaminofén, etanol y salicilatos fueron indetectables, y el análisis toxicológico de orina fue negativo. Otros resultados de laboratorio se muestran en la Tabla 1. Se colocó un catéter arterial radial y un catéter venoso central femoral; la presión venosa central se midió entre 8 y 12 cm de agua. La ecografía cardíaca a la cabecera del paciente mostró que la cavidad ventricular izquierda era pequeña, pero funcionaba con normalidad, y que el ventrículo derecho estaba dilatado e hipocinético.

En la mañana del segundo día en la UCI, la paciente estaba somnolienta. La dosis de norepinefrina se aumentó de 5 μg por minuto a 14 μg por minuto, y se inició vasopresina. Durante la noche, se registró una diuresis de aproximadamente 100 a 150 ml por kilogramo por hora, con un balance hídrico neto de -373 ml con respecto al día anterior. Se administraron clorotiazida intravenosa y gluconato de calcio. El nivel de hemoglobina glucosilada fue del 7,5% (rango de referencia, 4,3 a 5,6); los niveles de tirotropina, cortisol, aspartato aminotransferasa y alanina aminotransferasa fueron normales. Otros resultados de pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 .

Las radiografías abdominales y pélvicas ( Figura 1B y 1C ) mostraron asas intestinales no dilatadas, una fractura parcialmente curada de la rama púbica derecha y evidencia de una artroplastia total de cadera izquierda previa.

En la tarde del segundo día en la UCI, el paciente refirió mialgias difusas, por lo que se le cambió la bumetanida intravenosa por furosemida intravenosa. Durante las primeras 12 horas del segundo día, la diuresis fue de 1895 ml, con un balance hídrico total de -884 ml. Los resultados de las pruebas de laboratorio se muestran en la Tabla 1 .

Se tomaron decisiones diagnósticas y de manejo.

 

Diagnóstico diferencial

Esta mujer de 72 años con cáncer de vejiga, insuficiencia cardíaca derecha, enfermedad renal crónica en estadio 3a y diabetes mellitus tipo 2, que había estado tomando metformina y dapagliflozina, presentó alteración del estado mental y una posible infección del tracto urinario. Se encontraba en estado de shock, por lo que recibió vasopresores, y presentaba evidencia de disfunción orgánica, incluyendo delirio, insuficiencia renal crónica aguda, insuficiencia respiratoria hipercápnica e hipoxémica, insuficiencia cardíaca y acidemia persistente. Las posibles causas de su shock incluyen sepsis (posible infección del tracto urinario), disfunción cardíaca (edema periférico y pulmonar) e hipovolemia intravascular (estado perioperatorio de ayuno, probable reducción de la ingesta oral desde la cirugía y aumento de la dosis de diuréticos).

Durante los dos primeros días de hospitalización de la paciente, su acidosis empeoró. Inicialmente presentó acidosis respiratoria aguda sobre crónica y, a pesar de la mejoría en el nivel de presión parcial de dióxido de carbono, el pH no mejoró, lo que introduce la posibilidad de una acidosis metabólica subyacente. El anion gap aumentó de 14 mmol por litro (rango de referencia, 3 a 17) a 32 mmol por litro, un cambio de 18 mmol por litro. Este aumento supera la disminución en el nivel de bicarbonato de 30 mmol por litro a 17 mmol por litro (rango de referencia, 23 a 32), un cambio de 13 mmol por litro, y muy probablemente indica una compensación renal para la acidosis respiratoria. La paciente tenía acidosis metabólica con anion gap alto, pero no estaba presente una acidosis metabólica aparente sin anion gap. Al formular un diagnóstico diferencial, el caso de la paciente se centra en la causa raíz de la característica clave: la acidosis metabólica con anion gap alto.

En la actualidad, se reconoce que aproximadamente el 35 % del anión gap se origina en intermediarios del ciclo de Krebs, que participan en el metabolismo de aminoácidos, glucosa y triglicéridos. 1 El acrónimo GOLD MARK proporciona un marco útil para desarrollar un diagnóstico diferencial de la acidosis metabólica con anión gap alto en este paciente ( Tabla 2 ).

 


Tabla 2. Enfoque para identificar posibles causas de acidosis metabólica con brecha aniónica elevada en este paciente con el uso del acrónimo GOLD MARK.

 

Glicoles y metanol

La ingestión de glicoles (como etilenglicol y propilenglicol) y metanol puede causar acidosis metabólica con brecha aniónica elevada, pero este paciente no tenía antecedentes de ingestión de estas sustancias. Además, la ingestión de glicoles o metanol no solo causa una brecha aniónica elevada, sino también una brecha osmolar elevada. La brecha osmolar de este paciente fue de 17 mOsm por kilogramo, inferior al nivel esperado (>20 mOsm por kilogramo) si una de estas sustancias fuera la causa de la acidosis metabólica con brecha aniónica elevada. No obstante, para completar el estudio, se podría considerar la medición de los niveles sanguíneos de glicoles y metanol.

 

5-oxoprolina

El nivel sanguíneo de 5-oxoprolina (ácido piroglutámico) puede aumentar en ciertos pacientes que usan acetaminofén a largo plazo y presentan deficiencias nutricionales y enfermedad renal crónica. En este caso, se debe considerar la medición de este nivel. Sin embargo, la presencia de un nivel elevado de 5-oxoprolina sería improbable, dado que no se reportó el uso de acetaminofén y el análisis de toxicología sanguínea mostró un nivel indetectable. Dado que la paciente estaba somnolienta y se obtuvo la historia clínica de su hija, recomiendo la medición del nivel sanguíneo de 5-oxoprolina, ya que puede estar elevado con el uso prolongado de acetaminofén en ausencia de una sobredosis aguda.

 

Aspirina

El consumo excesivo de aspirina (ácido acetilsalicílico) puede causar acidosis metabólica con brecha aniónica alta. Aunque este paciente tomaba aspirina a dosis bajas a diario, la cantidad de salicilato ingerida no causaría acidosis metabólica con brecha aniónica alta; además, el nivel de salicilato en sangre era indetectable. Estos hallazgos hacen que el consumo de aspirina sea una causa improbable de acidosis metabólica con brecha aniónica alta.

 

Insuficiencia renal

Normalmente, las células tubulares proximales en los riñones usan glutamina, que genera amonio que se excreta junto con iones de hidrógeno. En pacientes con insuficiencia renal, hay un defecto en la acidificación urinaria y acumulación de ácidos orgánicos productores de brecha aniónica. Sin embargo, en pacientes con lesión renal aguda, la brecha aniónica es típicamente de aproximadamente 15 mmol por litro, y en aquellos con enfermedad renal crónica, de 13 a 15 mmol por litro 4 ; estos niveles son consistentes con la brecha aniónica de 14 mmol por litro medida en este paciente antes del ingreso actual. La brecha aniónica máxima de 32 mmol por litro en este paciente es excesivamente alta para que la lesión renal aguda sea la única causa de acidosis metabólica alta con brecha aniónica. Aunque el monitoreo y el tratamiento continuos de la insuficiencia renal aguda sobre crónica son críticos en el caso de este paciente, se deben considerar otras causas de acidosis.

 

L -Lactato

La acidosis láctica es otra causa común de acidosis metabólica con brecha aniónica elevada. En pacientes con acidosis láctica tipo A, la reducción de la oxigenación tisular desplaza el metabolismo hacia la glucólisis y la producción de lactato. La acidosis láctica tipo A suele presentarse en pacientes con afecciones como sepsis, insuficiencia cardíaca y shock, como la que presentó este paciente. La acidosis láctica tipo B no se debe a una disminución de la oxigenación tisular, sino que se asocia con varias características del caso de este paciente, como diabetes, síndrome paraneoplásico y uso de metformina y agonistas beta. Cabe destacar que el nivel de lactato de este paciente era normal.

La acidosis láctica asociada a la metformina siempre debe considerarse en pacientes con acidosis metabólica que la toman. La metformina bloquea la cadena de transporte de electrones mitocondrial y dirige la glucosa hacia la producción de lactato. La dosis tóxica de metformina es de aproximadamente 5 g, y en el contexto de una lesión renal aguda, se necesitan aproximadamente dos días y medio de uso terapéutico para que la metformina alcance niveles tóxicos en sangre. Posteriormente, puede tardar hasta 8 a 12 horas adicionales en desarrollarse la acidosis láctica asociada a la metformina. 5,6 A pesar de que el nivel de lactato de esta paciente se mantuvo normal durante las primeras 28 horas de su hospitalización, se recomienda la medición del nivel de metformina en sangre.

 

D -Lactato

La acidosis d -láctica es una manifestación clínica poco frecuente y suele ser resultado de la producción bacteriana asociada al síndrome del intestino corto, lo cual no coincide con la historia de este paciente. La acidosis d -láctica puede ocurrir después de la ingestión de propilenglicol y ocasionalmente en asociación con cetoacidosis diabética.

 

Cetoacidosis

Este paciente probablemente padece cetoacidosis, que podría deberse a diabetes o inanición. La cetoacidosis implica una disminución de la glucosa intracelular, lo que provoca un cambio en el metabolismo hacia la producción de ácidos grasos, incluyendo las cetonas acetoacetato y β-hidroxibutirato, como combustible vital para los órganos. El uso de inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2) en personas con diabetes puede desencadenar cetoacidosis diabética euglucémica en el contexto de ciertos factores de estrés, como infecciones o procedimientos quirúrgicos, que este paciente tuvo. Los inhibidores de SGLT2 reducen la reabsorción de glucosa en los túbulos proximales de los riñones, lo que resulta en una reducción del nivel de glucosa en sangre; esta reducción del nivel de glucosa conduce a disminuciones en la respuesta a la insulina y los niveles de glucosa intracelular, propagando así la cetoacidosis diabética euglucémica. 7,8 Estos medicamentos también aumentan la glucosuria, lo que contribuye a la deshidratación.

Varias características de la presentación de este paciente respaldan el diagnóstico de cetoacidosis diabética euglucémica inducida por dapagliflozina. La presencia de glucosa 3+ en el análisis de orina, a pesar de una glucemia normal, concuerda con la glucosuria asociada a inhibidores de SGLT2. La glucosa urinaria puede ser utilizada por algunas bacterias como nutriente, lo que conlleva un riesgo de infección. Además, los efectos farmacológicos de la dapagliflozina duran de 2 a 3 días (incluso hasta 9 días) tras la interrupción, dada su vida media de 12,9 horas, lo que contribuye a la persistencia de la cetoacidosis diabética euglucémica, incluso tras la suspensión del medicamento.

Un posible contraargumento al diagnóstico de cetoacidosis diabética euglucémica es la ausencia de cetonas en el primer análisis de orina del paciente. Finalmente, la prueba de tira reactiva de orina mostró 1+ cetonas. Sin embargo, la prueba de tira reactiva de orina, que evalúa el acetoacetato semicuantitativamente, puede arrojar resultados falsos negativos o bajos. Además, los inhibidores de SGLT2 reducen el aclaramiento renal de cetonas. Por el contrario, la medición del nivel sanguíneo de β-hidroxibutirato ofrece un método más sensible y directo para detectar cetonas. La proporción normal de acetoacetato a β-hidroxibutirato es de 1:3, pero cambia a 1:10 en pacientes con cetoacidosis diabética. 10 Por lo tanto, un nivel marcadamente alto de β-hidroxibutirato en la sangre durante la cetoacidosis diabética puede coincidir con una prueba de tira reactiva de orina negativa o ligeramente positiva.

La metformina bloquea la cadena de transporte de electrones mitocondrial, que guía la glucosa hacia la producción de lactato. En pacientes que toman dapagliflozina y metformina, en particular aquellos con cetoacidosis diabética euglucémica, un nivel bajo de glucosa intracelular podría impedir la producción de lactato, lo que promovería mayores niveles de intermediarios del ciclo de Krebs y producción de cetonas y resultaría en un nivel de lactato ligeramente más bajo de lo que se esperaría con la acidosis láctica inducida por metformina ( Figura 2 ). Se han documentado casos concurrentes de acidosis láctica asociada a metformina y cetoacidosis diabética euglucémica, 11-13 especialmente en el contexto de lesión renal aguda. Sin embargo, esos pacientes tenían tanto acidosis láctica como cetoacidosis, mientras que este paciente no tenía un nivel elevado de lactato.

 


Figura 2. Efectos de dapagliflozina y metformina sobre el metabolismo celular.

Como se muestra en el Panel A, la inhibición de Slc5A2, también conocido como cotransportador de sodio-glucosa 2 (SGLT2), por dapagliflozina en los túbulos proximales de los riñones induce glucosuria y reducciones en el nivel de glucosa en sangre y el aporte de sodio. Los inhibidores de SGLT2 también aumentan directamente la secreción de glucagón por las células alfa pancreáticas. Este doble efecto conduce a un mayor nivel de glucagón en sangre, un menor nivel de insulina y depleción de volumen debido a la diuresis. Durante períodos de estrés orgánico, estos efectos hormonales inducen una supresión sinérgica del uso hepático de glucosa. En cambio, promueven la cetogénesis a través del aumento de la β-oxidación lipídica y la enzima cetogénica hidroximetilglutaril-CoA sintasa. La cetogénesis no controlada induce acidosis metabólica a través de la acumulación de acetoacetato y β-hidroxibutirato sin la presencia de hiperglucemia marcada, una condición conocida como "cetoacidosis diabética euglucémica (CAD)". Como se muestra en el Panel B, una de las acciones de la metformina es inhibir el complejo I de la cadena de transporte de electrones mitocondrial, lo que induce aumentos en la proporción celular de NADH a NAD+ y reduce la utilización de piruvato en el ciclo del ácido cítrico. Esto, a su vez, conduce a una mayor tasa de conversión de piruvato a lactato por la lactato deshidrogenasa, que, si no se controla, induce acidosis láctica. AMPK significa proteína quinasa activada por AMP, CoA coenzima A y FBP1 fructosa-1,6-bisfosfatasa 1.

 

 

Basándome en los hallazgos generales de esta paciente, sospecho que una combinación de factores —un estado perioperatorio en ayunas, una posible infección del tracto urinario y un procedimiento urológico ambulatorio mientras recibía dapagliflozina— desencadenaron conjuntamente una cetoacidosis diabética euglucémica. Para confirmar el diagnóstico de cetoacidosis diabética euglucémica, obtendría una muestra de sangre para medir el nivel de β-hidroxibutirato. Mientras esperaba el resultado de esta prueba, administraría insulina y glucosa intravenosas de forma empírica, junto con una administración adecuada de líquidos intravenosos, dada la presencia de edema pulmonar.

 

Diagnóstico Presuntivo

Cetoacidosis diabética euglucémica.

 

Pruebas de diagnóstico

La prueba diagnóstica en este caso consistió en la medición del nivel de β-hidroxibutirato en sangre, que fue de 9,1 mmol por litro (valor de referencia <0,4). El β-hidroxibutirato se cuantifica mediante un método enzimático con β-hidroxibutirato deshidrogenasa en un analizador químico automatizado. En cambio, la prueba de cetonas con tira reactiva en orina es semicuantitativa; se trata de una tira reactiva en la que el nitroprusiato de sodio reacciona con el acetoacetato para formar un complejo púrpura. La sensibilidad analítica para el acetoacetato es de 5 mg por decilitro (0,5 mmol por litro). La tira reactiva no reacciona con el β-hidroxibutirato, pero su reactividad con la acetona es aproximadamente el 10 % de la de este último. 14

La cetogénesis implica la reducción del acetoacetato a β-hidroxibutirato por la β-hidroxibutirato deshidrogenasa con el uso del cofactor NADH; alternativamente, el acetoacetato puede experimentar descarboxilación espontánea a acetona, un componente cetónico minoritario. La proporción de β-hidroxibutirato a acetoacetato, los dos cuerpos cetónicos primarios en circulación, depende del potencial redox (es decir, la proporción de la forma reducida de NADH a la forma oxidada de NADH) en las mitocondrias hepatocelulares. La β-oxidación excesiva de ácidos grasos libres que ocurre con la cetoacidosis diabética produce NADH y un estado redox mitocondrial reducido que favorece la producción de β-hidroxibutirato, lo que resulta en una proporción de β-hidroxibutirato a acetoacetato que varía de 3:1 a 10:1. El predominio de β-hidroxibutirato asociado con la cetoacidosis diabética y la falta de sensibilidad a este compuesto mediante la prueba de tira reactiva de orina hacen que la medición del nivel de β-hidroxibutirato en sangre sea la prueba diagnóstica más precisa para la cetoacidosis diabética. 16,17

Un perfil de acidez orgánica en orina (solicitado por los médicos de la UCI al ingreso de este paciente para evaluar la acidosis antes de realizar el diagnóstico clínico) mostró niveles normales de intermediarios del ciclo de Krebs, pero niveles elevados de cuerpos cetónicos; el nivel de β-hidroxibutirato fue de 902 mmol por mol de creatinina y el de acetoacetato fue de 246 mmol por mol de creatinina (rango de referencia para ambos: 0 a 4). Estos resultados confirman el diagnóstico de cetoacidosis.

 

Diagnóstico de laboratorio

Cetoacidosis.

 

Discusión sobre la gestión

La cetoacidosis diabética es una emergencia metabólica potencialmente mortal. La presentación de esta paciente resalta muchos de los desafíos asociados con el diagnóstico de la cetoacidosis diabética euglucémica. El diagnóstico a menudo se retrasa porque los pacientes no tienen la hiperglucemia clásica que sirve como pista clínica para considerar una crisis diabética en el diagnóstico diferencial. Además, dado que la cetoacidosis diabética euglucémica a menudo es precipitada por otro problema médico, los pacientes (como este) a menudo presentan una miríada de síntomas inespecíficos y anomalías metabólicas complejas que también deben evaluarse. Por lo tanto, el reconocimiento de la cetoacidosis a menudo se retrasa. Los hallazgos de laboratorio y los criterios de diagnóstico son los mismos para la cetoacidosis diabética hiperglucémica (clásica) y euglucémica e incluyen acidosis metabólica alta con brecha aniónica, niveles elevados de cetonas en sangre y un nivel reducido de bicarbonato en sangre. El grado de alteración del estado mental ayuda a distinguir la gravedad de la cetoacidosis diabética; La cetoacidosis diabética leve se asocia con una función mental intacta, y el estupor o el coma se observan con cetoacidosis diabética grave.

El tratamiento de la cetoacidosis diabética euglucémica es similar al de la cetoacidosis diabética clásica. Se centra en la corrección de la deshidratación, la hiperglucemia (cuando esté presente) y los desequilibrios electrolíticos, así como en la identificación de cualquier evento desencadenante. 18

 

 

Manejo de fluidos

La fluidoterapia inicial tiene como objetivo expandir el volumen intravascular, intersticial e intracelular, y restaurar la perfusión renal. La velocidad adecuada de infusión inicial de líquidos depende del estado clínico del paciente; en pacientes con hipovolemia, pero sin shock ni insuficiencia cardíaca, se suele administrar un líquido isotónico, como la solución salina normal, durante varias horas a una velocidad de 15 a 20 ml por kilogramo de peso corporal ideal. Por supuesto, en este paciente, el médico habría tomado una decisión inicial rápida basándose en el cuadro clínico general y habría ajustado iterativamente la velocidad de infusión, equilibrando la necesidad de solución cristaloide para el tratamiento del shock con el reconocimiento de que el paciente ya presentaba edema pulmonar, que la solución cristaloide adicional podría haber exacerbado. La elección posterior de la reposición de líquidos se determina por la respuesta del paciente a la fluidoterapia inicial y se guía por el estado hemodinámico, el estado de la volemia, los niveles de electrolitos en sangre y la diuresis. En general, el uso de solución salina normal al 0,45 % es apropiado si el nivel de sodio corregido en sangre es normal o elevado; Si el nivel de sodio corregido es bajo, se utiliza solución salina normal al 0,90 %. La reposición de líquidos debe tener como objetivo corregir los déficits estimados del paciente dentro de las primeras 24 a 48 horas tras el inicio del tratamiento.

 

Manejo de la insulina y la glucosa en sangre

La insulina es crucial no solo para corregir la hiperglucemia (cuando está presente) sino también para suprimir la producción hepática de cetonas para anular la cetoacidosis. La insulina se administra con mayor frecuencia por vía intravenosa, dada la corta vida media y la facilidad de ajuste de la insulina regular intravenosa; sin embargo, los estudios han demostrado que la terapia con insulina es efectiva independientemente de la vía de administración. 19,20 Con mayor frecuencia, se utiliza una dosis intravenosa inicial de insulina regular (0,1 unidades por kilogramo), seguida de una infusión a una velocidad de 0,1 unidades por kilogramo por hora. La velocidad de infusión de insulina se ajusta para disminuir la concentración de glucosa en sangre de 50 a 75 mg por hora. Cuando el nivel de glucosa en sangre alcanza los 200 mg por decilitro (11,1 mmol por litro), o en pacientes con cetoacidosis diabética euglucémica, la velocidad de infusión de insulina puede reducirse a 0,02 a 0,05 unidades por kilogramo por hora y se puede agregar dextrosa a los líquidos intravenosos. Este paciente recibió una infusión de insulina con dextrosa durante 9 horas a una velocidad de 0,1 unidades por kilogramo por hora.

La velocidad de infusión de líquidos dextrososados ​​debe ajustarse para permitir la administración continua de insulina y mantener una glucemia de 150 a 200 mg por decilitro (8,3 a 11,1 mmol por litro). En pacientes con cetoacidosis diabética euglucémica, las infusiones de líquidos dextrososados ​​suelen iniciarse simultáneamente con la insulina intravenosa, y pueden ser necesarias velocidades de infusión altas para facilitar la terapia continua con insulina intravenosa. La terapia con insulina intravenosa se continúa hasta la resolución de la cetoacidosis diabética. Se indica una monitorización frecuente de la glucemia para guiar el ajuste de la infusión de insulina y prevenir la hipoglucemia.

 

Manejo del potasio

Casi todos los pacientes con cetoacidosis diabética tienen un déficit corporal total sustancial de potasio, a pesar de la presencia de hipercalemia leve a moderada en la presentación. La terapia con insulina, la corrección de la acidosis y la expansión de volumen reducen los niveles de potasio en la sangre; por lo tanto, se justifica el monitoreo continuo del nivel de potasio. El objetivo del tratamiento es mantener los niveles de potasio en el rango normal. Para prevenir la hipocalemia, se inicia la reposición de potasio después de que el nivel en sangre cae por debajo del límite superior del rango normal (a menudo a una concentración de 20 a 30 meq de potasio en cada litro de líquido de infusión). En pacientes que presentan hipocalemia, la reposición de potasio se inicia con terapia de líquidos por vía intravenosa y la terapia con insulina se retrasa hasta que los niveles de potasio se normalizan. Debido a que este paciente presentó un nivel de potasio que estaba en el rango normal, no hubo retraso en el inicio de la terapia con insulina.

 

Transición a la insulina subcutánea

La infusión intravenosa de insulina se continúa hasta que la cetoacidosis se haya resuelto, el estado mental del paciente haya mejorado y este pueda comer. Cuando esté indicada la terapia con insulina subcutánea, esta debe superponerse con la subcutánea de 1 a 2 horas para prevenir la recurrencia de la hiperglucemia o la cetoacidosis. En pacientes que hayan recibido previamente terapia con insulina, la dosis de insulina subcutánea puede ajustarse según sus dosis previas. En pacientes que nunca han recibido terapia con insulina, se utiliza un régimen multidosis basado en el peso.

 

Identificación de factores precipitantes

Es fundamental realizar una evaluación exhaustiva de los factores desencadenantes de la cetoacidosis diabética, ya que la causa subyacente puede poner en peligro la vida si no se trata. 18 El factor desencadenante más común es la infección, pero otros factores incluyen la interrupción de la terapia con insulina, el infarto de miocardio, el accidente cerebrovascular, la pancreatitis y la diabetes tipo 1 de nueva aparición. La causa de la cetoacidosis diabética en este paciente fue el uso de inhibidores de SGLT2 en el estado perioperatorio.Hacer un seguimiento

En las 9 horas posteriores al inicio de la terapia con insulina intravenosa, el hiato aniónico se redujo a más de la mitad y el pH arterial y los niveles de bicarbonato se normalizaron. La función renal volvió a sus valores basales. El tratamiento con metformina y el inhibidor de SGLT2 se suspendió indefinidamente y se inició repaglinida. Ocho semanas después, el paciente se sometió a una resección transuretral del tumor vesical, que transcurrió sin complicaciones.

Diagnóstico final

Cetoacidosis diabética euglucémica debida al uso de inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2.

 

Traducido de: “A 72-Year-Old Woman with Altered Mental Status and Acidemia”

Authors: Petra Simic, M.D., Ph.D., David M. Dudzinski, M.D., Behrooz Masuodi, M.D., Caitlin Colling, M.D., and Li Liu, M.D., Ph.D.Author Info & Affiliations

Published March 12, 2025 N Engl J Med 2025;392:1121-1132 DOI: 10.1056/NEJMcpc2312727 VOL. 392 NO. 11

 

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMcpc2312727

 


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lunes, 7 de abril de 2025

Casos Clínicos: Varón de 30 años con rash cutáneo después de la ingesta de atún enlatado.

 

El Dr. Luis Antonio Rueda envía estas imágenes con el siguiente texto:

Buenas noche Dr. Macaluso. Saludos quiero comentarle un caso q me pareció interesante.

Paciente masculino de 30 años de edad quien refiere inicio de enfermedad actual cuando posterior a ingesta de enlatado ( Atún) comienza a presentar lesiones eritematosas generalizadas a predominio de extremidades, pruriginosas que luego de 24 horas se hacen descamativas en región facial y cianosis distal. Cabe destacar que el paciente refiere que ha presentado dicho cuadro en dos oportunidades anteriores siendo la última en enero del presente año tras la ingesta de sardinas, la cual no ha sido estudiado pero refiriendo que la clínica fue similar y que cedió con antihistamínicos más deflazacort por vía oral.

Estas son las imágenes con la debida autorización del paciente para publicarla.      

 

 


 

 





Opinión: Lo que se observa es un exantema generalizado, con algunas características que curiosamente me recuerdan a lo que se describe como islas blancas en un mar rojo en dengue aunque en este caso no parecen tener nada que ver con ese trastorno. Habría que saber si el paciente presenta de base lesiones acromiantes como vitíligo por ejemplo.

Aquí se produce el fenómeno con una relación causal entre la ingesta de pescado y la clínica del paciente. Como digo, la lesión básica es un exantema generalizado y no parece haber placas urticarianas.

El hecho de que el cuadro siga siempre a la ingesta de pescado enlatado y no a la ingesta de pescado fresco no es menor. Creo que el diagnóstico diferencial que habría que establecer es entre la, y la INTOXICACIÓN POR ESCOMBROIDES  y la ALERGIA AL PESCADO MEDIADA POR IGE. La primera, es decir la intoxicación por escombroides me parece que es más probable por el aspecto de la cara que impresiona congestionada, a pesar de que no constan en la historia síntomas como epifora, sialorrea, ardor bucal y orofaríngeo, hipotensión, ahogos, náuseas, vómitos diarrea, broncoespasmo etc. De todas maneras, hay que interrogar sobre la presencia o no de dichos síntomas, los cuales no son siempre constantes. La intoxicación por escombroides se produce después de ingesta de atún, caballa, sardinas etc ricos en histidina, a partir de la cual se sintetiza histamina (por la descomposición del pescado), responsable del cuadro.

Finalmente habría que considerar las reacciones a los aditivos del atún enlatado o pescados enlatados en general como la caseína o el agregado de tartrazina al procesamiento de elaboración.

domingo, 6 de abril de 2025

Casos Clínicos: Varón de 55 años con derrame pleural hemorrágico

 

El Dr. Antonio Marquez Fernandez, de Guantánamo Cuba, envía estas imágenes con el siguiente texto:

Hola doctor

Soy médico soy de Cuba

Quisiera que me ayuda con el siguiente caso




Paciente de 55 años, sexo masculino, piel mestiza, fumador de años más de 20 cigarrillos al día, antecedentes familiar no preciso, presentó cuadro inflamatorio pulmonar reducido a base pulmonar izquierda acompañado de derrame pleural del mismo lado que mejoró con antimicrobiano  hace dos años y hasta ahora se ha mantenido asintomático

Hace 17 días comenzó con cuadro de tos seca persistente que impide terminar una frase, niega expectoración, buen estado general no dolor torácico, que mejoro el cuadro con dexametazona vo,

Se realiza broncoscopia

Aun no tengo el resultado

Se extrae líquido pleural de aspecto sanguinolento como agua de melón con fin diagnóstico

 

 

Dr. Antonio Márquez Fernández

Guantánamo. Cuba

 

Opinión: Asumo que la punción pleural fue del lado izquierdo, ya que no se menciona el lugar de la paracentesis. Interpreto que fue realizada en el mismo lado en el que hace dos años presentó un cuadro “neumónico” que cursó con derrame pleural y que aparentemente respondió a antibióticos. No se habla de la cuantía del derrame actual, aunque éste, podría explicar la tos seca aparentemente irritativa que suele verse en presencia de derrames pleurales, sobre todo voluminosos. La característica del líquido extraído es en principio preocupante si se descartan causas inherentes a la punción. Un derrame pleural hemorrágico evoca las 3 T (tumor, trauma, y tuberculosis), aunque sabemos que hay muchas otras causas como TEP, infarto pulmonar, coagulopatías, derrame pleural urémico con pleuropericarditis fibrinosa etcétera. El resultado del estudio del líquido va a ser importante sobre todo si se envía para diferentes estudios físico-químico-citológico, este último a anatomía patológica. Determinar en primer lugar si se trata de trasudado o exudado (obviamente sería raro un exudado serohemático), saber el nivel de LDH, glucosa, puede ser orientador, así como la presencia de células atípicas ser indicativo de neoplasia, o la ausencia de células mesoteliales ser indicativo de tuberculosis probable. Obviamente una PPD, así como un estudio de VIH son obligatorios, además de un panel básico de laboratorio. La radiografía de tórax no es de gran definición, pero muestra velamiento de ambas bases pulmonares, los senos costofrénicos son visibles ambos, aunque menos claramente el izquierdo. Sobre el hilio pulmonar izquierdo se proyecta una imagen de aspecto “tumoral”, el llamado genéricamente en radiología como “hilio tumoral”, lo cual no significa el diagnóstico a priori de tumor, sino que lo sugiere. Aunque la relación cardiotorácica es normal, creo que sería importante la realización de un ecocardiograma para evaluar la función cardíaca, y descartar que las imágenes de ambas bases sean por congestión post capilar, y la imagen hiliar sea un aspecto hiliofugal como suele verse en fallo de bomba izquierda. El resultado normal de la fibrobroncoscopía descarta que esta formación sea endobronquial, al menos de los bronquios principales. Por eso yo creo que hubiese indicado antes que el estudio endoscópico, una tomografía de tórax para localizar la imagen en el diámetro anteroposterior, y tratar de sacar más información de ella.  Creo que, aun así, se impone un estudio de imágenes (TC), para caracterizar la masa, y de acuerdo a los resultados del líquido, avanzar con el proceso diagnóstico.

sábado, 5 de abril de 2025

Casos Clínicos: Varón de 36 años con rash en la región del cuello.

 

El Dr. Andrés Rodez, de Cali Colombia, envía estas imágenes con el siguiente texto:

Buenas noches Dr Macaluso

Para que ponga a consideración el siguiente caso por favor

Hola doctor buenos días, soy médico colombiano , para poner en estudio de un caso que no se que es en realidad .

Paciente masculino 36 años con antecedente de dengue hace 1 año con internación en UCI por 15 días por trombocitopenia de 24mil, quien consulta por cuadro clínico de 8 meses de evolución consistente en aparición de lesión dérmica en región lateral derecha de cuello, lesión de bordes irregulares con relieve que se ha ido extendiendo linealmente hacia el lóbulo de la oreja además pruriginosa con descamaciones paciente sin tratamiento médico actual . Adjunto fotos inicial y actual



 




Dr. Andrés Rodez.

Cali Colombia

 

Opinión: La primera imagen muestra lesiones elevadas de forma y tamaño variables, de aspecto papular o de placas, que por el intenso eritema que muestra y la actitud de la mano parecen pruriginosas. Algunas tienen forma poligonal aunque la imagen no es nítida. La segunda  imagen es más nítida, tiene aspecto lineal, naciendo en la unión de la piel con el lóbulo de la oreja. También parece una lesión elevada, de un color púrpura. Por la distribución de la erupción lineal, no parece seguir las líneas de Blaschko

Los diagnósticos diferenciales a considerar podrían ser LIQUEN PLANO (con fenómeno de Koebner por rascado?), LIKEN LIKE MEDICAMENTOSO, SARCOIDOSIS CUTÁNEA, LUPUS ERITEMATOSO CUTÁNEO SUBAGUDO, SARCOMA DE KAPOSI,  PÚRPURA LIQUENOIDE DE GOUGEROT-BLUM. La no relación de la imagen lineal con las líneas de Blaschko, y el aspecto, aleja la posibilidad de NEVO EPIDÉRMICO VERRUGOSO LINEAL INFLAMATORIO (ILVEN). Sería importante examinar el resto de la superficie cutánea en busca de otras lesiones que orienten más al diagnóstico. Interrogar sobre antecedentes y uso de medicamentos. Historia clínica completa. Solicitar laboratorio teniendo en cuenta que los diferenciales mencionados requieren investigar serología para VIH, HCV, FAN, etcétera. Una vez recibidos los estudios solicitados creo que la biopsia con eventual inmunofluorescencia de acuerdo a los hallazgos histológicos, puede dar pistas diagnósticas decisivas.